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MORANGOS & CHANTILY - PARTE II


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Mi excitación fue en aumento desde que salimos del restaurante, tenía el sueño de cualquier hombre al alcance de la mano… y nunca mejor dicho. Cuando se cerró la puerta del ascensor agarré los pechos de Magda y empecé a acariciar sus pezones. Rafaela, la pelirroja, tampoco perdió el tiempo e hizo lo mismo con los tuyos. Ella empezaba a chuparte un pezón cuando se abrió la puerta del ascesor. Cuarta planta.

Me adelanté con Magda y saqué como pude las llaves de mi habitación… mi pene hinchado no facilitaba el acceso al bolsillo donde tenía las llaves… impaciencia, ansiedad… Magda me mordía suavemente en el cuello… Rafaela y tú os estabais comiendo la boca… ¡joder!... no consigo abrir la puerta... por fin… la puerta se abrió y los cuatro nos precipitamos dentro de la habitación.

Lancé a la morena encima de la cama, me arrodillé a su lado y sin más preámbulos le saqué las bragas y le metí un par de dedos en vagina. Ella liberó mi pene del pantalón y empezó a chuparlo.

Rafaela retomó lo que había empezado en el ascensor y te chupaba los pechos, pero ahora una de sus manos había desaparecido debajo de tu vestido. Mientras tanto, tú mirabas cómo mi pene entraba y salía lleno de saliva de la deliciosa boca de Magda.

Separaste a Rafaela de tus pechos y le señalaste a su amiga… entendió perfectamente lo que querías sin necesidad de palabras. Te sentaste en la cama y mirando lo que me estaban haciendo comenzaste a acariciarte el clítoris… tener a dos mujeres chupando y lamiendo mi pene a la vez era extraordinario, pero ver como eso te excitaba era la bomba.

- Acércate. Desde aquí lo verás mejor.

Te colocaste a mi lado y enroscamos nuestras lenguas. Saqué los dedos de la vagina de Magda y los coloqué justo entre nuestros labios de manera que mientras nos besabamos pudieramos saborear sus fluidos.

- Mmmm… deliciosa. Acho que a quero tentar milhor.

Te arrodillaste frente a la cama justo delante de Magda, le separaste los labios y, mientras ella gemía, empezaste a lamerle la vagina de arriba abajo y a follarla con los dedos. Saqué mi pene de su boca, te levanté el vestido y volví a metertela en el coño desde atrás.

Rafaela se quedó un instante masturbandose de pié mientras miraba cómo follabamos y cómo su amiga disfrutaba de tu lengua y de tus dedos… enseguida le dije que se acercara… hice que colocara la cabeza sobre la parte baja de tu espalda y empecé a alternar tu vagina con su boca… tres o cuatro embestidas en tu coño… tres o cuatro en su boca…

Magda te agarró de la cabeza y empezó a mover las caderas frenéticamente… su primer orgasmo estaba a punto de derramarse en tu boca… y el tuyo no estaba lejos…

Ví a correrse gracias a tu lengua y no pude evitar aumentar el ritmo y la profundidad de mis penetraciones dentro de tu vagina… inmediatamente noté como tú también te corrías. Los dos orgasmos que acababa de ver, el de la preciosa morena a la que le estabas comiendo el coño y el que mi polla te acababa de provocar, me pusieron al borde del orgasmo… estaba tan excitado que tuve que dejar de follarte y tirarme en el suelo buscando un poco de aire.

Rafaela se acercó e intentó sentarse encima de mí y meterse mi pene en la vagina… tuve que decirle que no… que si lo hacía no iba a aguantar ni 30 segundos antes de llenarla de esperma. Se quedó de pié frente a mí y empezó a masturbarse…

- Ahora mismo con la polla no puede ser… pero tal vez la lengua te parezca bien…

Aún no había acabado de decirlo cuando aquella pelirroja de tetas grandes y piel blanquísima me puso las manos en el pecho y el coño en la cara. Estuve un buen rato dedicado a lamer y chupar aquella vagina depilada… los labios, el clítoris, de vez en cuando metía la lengua dentro… mmm… sabía realmente bien.

A Magda y a ti os había perdido de vista, pero pronto tuve noticias de vosotras… al menos de una de vosotras… unos labios empezaron a succionar mi pene, y enseguida me di cuenta de que no se trataba de los tuyos… conozco muy bien tu forma de hacerlo y quien me estaba chupando el pene no eras tú, era Magda.

Aparté un poco la cara de la vagina de Rafaela, quería… necesitaba saber lo que ya intuía… te estabas masturbando… otra vez le metí la lengua en el coño de la pelirroja.

Sin pedir permiso, Magda se metió mi polla dentro de la vagina… la agarré de las nalgas y la penetré hasta el fondo… una y otra vez… ellas se besaban en los labios… se chupaban los pezones… un dedo de Magda se puso a jugar con el ano de Rafaela a pocos centímetros de mi cara… la pelirroja estaba a punto de correrse en mi boca… escuché claramente como te corrías otra vez… y llené el coño de la morena de esperma.

Me quedé tumbado en el suelo, con la mirada perdida, y con Rafaela y Magda una a cada lado. Te acercaste y te hiciste un sitio entre la pelirroja y yo. Te abracé y los cuatro permanecimos unos minutos en silencio. Aquello parecía el final... del principio.

La primera en levantarse del suelo fué Magda; la morena de pelo corto y piernas largas se dirigió hacia el cuarto de baño y mientras cerraba la puerta dijo

- Voy a darme una ducha rápida. No empeceis otra vez sin mí.

El siguiente en hacerlo fui yo, me puse en pié y dí un largo trago a una botella de agua mineral. Mientras saciaba la sed pude veros allí a las dos, mi morena y la pelirroja, desnudas, bellísimas las dos y recién folladas… bueno, en realidad a Rafaela todavía no me la había follado… todavía…

- Venga… arriba chicas, el suelo está duro y la cama es muy cómoda.

Después de ayudar a que os levantarais, entre las dos apartasteis la colcha y las sábanas y os metisteis dentro de la cama. La primera idea que tuve fue la de haceros compañía bajo las sábanas, pero antes de hacerlo me dí cuenta de que estaba un poco sudado y me pareció mejor seguir los pasos de Magda y asearme un poco. Entré en el cuarto de baño con la intención de lavarme y secar el sudor con una toalla. Esa era la idea...

Ella estaba de pié con los ojos cerrados y la cara levantada hacia el agua que salía de la ducha… inmovil, brillante. Poco antes Magda no había pedido permiso para meterse mi pene en la vagina, ahora yo no lo pedía para entrar en la ducha con ella. Me coloqué tras ella, cojí una buena cantidad de gel y, mientras el agua caliente caía sobre nuestros cuerpos, empecé a enjabonarla… hombros, espalda, pechos, vientre... Metí una mano entre sus piernas, primero pasé los dedos a lo largo de su vagina para acabar concentrado en el clítoris; en ese momento me cojió la polla y la empezó a acariciar arriba y abajo, luego la colocó entre sus nalgas y se puso a frotarla contra su ano. Sus movimientos… los míos… el jabón… mi pene empezó a deslizarse dentro de ella. Pero cuando ya había conseguido meter la punta de la polla dentro de su culo…

- Espera campeón… les he dicho… que no empezaran sin mí.

Protesté un poco pero no valió de nada. Salió de la ducha y me dejó allí con la polla tiesa y cara de idiota.

- Empiezo a pensar que esto es una costumbre portuguesa… - Murmuré contrariado mientras cerraba el grifo.

Intenté volver a penetrarla aprovechando que se había agachado un poco para secarse las piernas. Negativo. En cuanto la cojí de las caderas y coloqué mi pene en la entrada de su vagina, la muy… se apartó y me dijo muy sonriente

- ¡Eh, para ya! Ellas están ahí fuera… aburridas.

- Vaaaale… está bien. - Dije mientras cojía la toalla.

- Además ¿No crees que es mejor que juguemos todos juntos? - Preguntó Magda mientras salíamos del cuarto de baño.

- Si, pero no sé qué tiene de malo un poco de folleteo. Además ellas… - No pude acabar la frase.

Era evidente que vosotras tampoco habíais perdido el tiempo. Tenías a la pelirroja de piel color leche encima de ti y os estabais comiendo el coño mutuamente en un 69 de libro. Ella tenía el trasero hacia la cabecera de la cama de manera que pude sentarme en el suelo a mirar desde muy cerca cómo Rafaela te lamía el clítoris. Te cojí el pié derecho y empecé a chuparte los dedos. La pelirroja me miraba fijamente mientras le lamía la vagina a mi chica… me estaba masturbando.

Minutos después Magda me pidió un poco de espacio… pero al contrario que yo, ella no se limitó a mirar… un par de sus dedos acabaron metidos en tu vagina hasta los nudillos. Me senté en una silla y continué masturbandome mientras disfrutaba del magnífico espectáculo lésbico que las tres me estabais ofreciendo. Al poco rato...

- Ven aquí. - Te escuché decir entre jadeos.

- ¿Yo?

- Si tú… ven aquí y fóllala… quiero ver como la follas…

Me subí a la cama y me coloqué detrás de Rafaela. La cojí de las caderas y, a escasos centímetros de tu cara, se la metí en el coño de un solo golpe.

Nenhum dos dois recusou o meu convite. Tu aproximaste-te da cama onde estávamos, contornando os nossos corpos e colocando-te atrás da Rafaela que, sem qualquer reserva arqueou o corpo e abriu um pouco mais as pernas, oferecendo-te a vagina que eu deixara bem molhada. E continuei a acariciar-lhe o clítoris já bastante sensível ao toque da minha língua enquanto via o teu pénis aproximar-se das suas nádegas e seguidamente a deslizar pelos seus lábios vaginais, deixando-a ansiosa pelo toque seguinte. E não posso negar o prazer que me deu ouvi-la gemer pelo prazer que lhe davas ao roçar a ponta do teu pénis já bem erecto pela sua vagina.

E nesse momento não consegui resistir e, enquanto lhe lambia o clítoris passei a minha língua pela ponta do teu pénis…sentindo assim o teu sabor misturado com o dela. Ouço-te gemer e no momento seguinte aproximas ainda mais o pénis dos meus lábios, da minha boca de forma a que eu continue o que comecei. Sentes primeiro o toque da minha língua e de seguida o os meus lábios que lentamente absorvem o teu pénis, uma e outra vez, até te conduzir à entrada da sua vagina e te ver penetrá-la lentamente…fazendo-a gemer enquanto o pénis desliza pela sua vagina. Passas a mão nas suas costas e contorna-las, procurando os seus seios redondos, cujos mamilos endurecidos já te enlouquecem. E nesse momento o teu pénis já está todo dentro dela e faz o movimento contrário…e a elegância do teu movimento excita-me…o prazer que lhe dás tortura-me e estou prestes a ter mais um orgasmo.


E nesse momento a Magda levanta-se e aproxima-se de nós, ajoelhando-se aos meus pés, que acaricia e sobe pelas minhas pernas ligeiramente dobradas até alcançar a minha vagina, partilhando o toque com Rafaela…que se ergue para beijar a amiga enquanto continuas a fodê-la.

Os meus gemidos fazem-se ouvir. Digo o teu nome. Enlouqueço-te mais, eu sei, mas não consigo evitar porque o prazer que sinto vem de ti…por existires e por partilhares estes momentos comigo.

E neste momento de loucura toca um telefone, o de Magda que se levanta mal reconhece o toque do seu telefone. Nenhum de nós se detém, mas nenhum de nós fica indiferente ao que ouve.


- Sim, estou com a Rafaela num quarto de hotel com mais um casal que conheci esta noite. – Disse ao fim de algum tempo furiosa para quem a ouvia. E continuou pouco depois. – Se quiseres aparecer Joel, estou aqui. Estou no hotel São Marcus, quarto 410. – Disse e desligou a chamada, sem qualquer reserva e ciente do impacto das suas palavras.


Nenhum de nós estava capaz de pensar racionalmente, nem Rafaela que certamente estando implicada no telefonema não conseguiu reagir a não ser gemer enquanto sentia o teu pénis entrar e sair de dentro dela. E no momento em que pressinto o meu orgasmo, retiro o teu pénis dentro dela e começo a chupar-to. O gesto excita-te e a mim mais ainda. Sabes a ela…e sabes a esperma que está prestes a escorrer na minha língua. E o teu orgasmo acontece e vens-te nesse momento.

Nisto saio de baixo da Rafaela e aproximo-me de ti, deitando-me ao teu lado e ficando a assistir ao espectáculo que ainda continua a desenrolar-se à nossa frente. A Rafaela deita-se na cama e espera pelo toque da Magda, que não tarda, e nisto, algo surpreendente acontece.


Alguém bate à porta. Levanto-me, visto as cuecas e dirijo-me à porta. Abro a porta sem pensar quem vou encontrar do outro lado, mais condicionada pela excitação que sinto do que pela razão que o momento exige. E abro e sem que pudesse evitar entra pelo quarto dentro um homem loiro, alto e que quase me leva pela frente. Tu levantas-te de imediato e assumes uma posição de quase ataque, mas são as palavras da Magda que suavizam o momento.


- Entra Joel e junta-te a nós – Disse Magda calmamente.

 
 
 

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