O TESTE - PARTE V
- Eva Ribeiro

- 7 de ago. de 2022
- 5 min de leitura

No dijo nada… cerró los ojos y entreabrió los labios. Fuera lo que fuera lo que le estabas haciendo le estaba gustando mucho… tanto que separó las piernas todavía un poco más, se apoyó en la mesa y de su boca salió un profundo suspiro.
- ¿Paula?
- Si… dime.
- Digo que si te gustaría pasar la noche con nosotros
- Claro que si… pero… es que salgo muy tarde… hmmmm… - Dijo con los ojos abiertos pero mirando a ningún sitio.
- No hay problema. - Le dijiste “En cuanto acabes ven a nuestra habitación, te estaremos esperando.” En ese momento entraron en el bar una pareja de turistas y tú sacaste la mano de entre sus piernas.
Paula se recompuso como pudo y se dirigió hacia ellos a tomar nota de lo que querían.
Me acercaste la mano a la cara… olía a sexo y estaba mojada… me acariciaste los labios con un dedo y pude probar el delicioso sabor de Paula.
- ¿Te gusta? - Me preguntaste mientras te chupabas los dedos.
Iba a contestar una obviedad, pero en ese momento Paula pasó a nuestro lado en dirección a la barra a buscar las bebidas de la pareja que acababa de entrar.
- Entonces ¿A qué hora podemos contar contigo?
- Entre las 2:30 y 3 de la mañana. - Dijo en voz baja.
Nos levantamos de la mesa y salimos del bar, estabamos tan calientes como decepcionados… todavía eran las 10 de la noche y aún faltaban 5 horas para que Paula nos viniera a visitar.
Hacía buena noche y teniamos que hacer tiempo, así que te propuse cruzar la calle y sentarnos en la terraza del bar de enfrente.
- ¿Otra vez? Pero si acabamos de cenar allí.
- Tú confía en mí. - Te dije con una media sonrisa enigmática.
Pasaba poco de las 2:30 cuando Paula llamó a la puerta, me puse los pantalones como pude, subí un poco la música y me levanté a abrir.
- Hola Paula. No digas nada y ven conmigo al cuarto de baño.
- Pero… ¿Y Luísa?
- Shhh… obedece y no hagas preguntas.
La llevé directamente al cuarto de baño sin dejar que entrara en la habitación; allí la desnudé por completo y le puse un paño negro. Mientras me aseguraba de que no veía nada le dije:
- Presta atención, si en algún momento te quitas la venda de los ojos… se acabó todo ¿Lo has entendido?
- Si, pero…
- No, no hay peros. - La interrumpí - Es nuestra regla y no hay excepciones. Si no la aceptas aún estás a tiempo de irte.
Paula movió la cabeza asintiendo y luego la agachó adoptando una postura de total sumisión. Me entraron unas ganas terribles de follarla allí mismo… ¿y porqué no? Le dí la vuelta e hice que apoyara las manos en el lavabo… y cuando ya estaba frotando el pene entre sus labios buscando la entrada de su vagina...
- ¿Qué haces? ¿Porqué tardas tanto? - Preguntaste
- Siiii… ya vooooy. - Dije un poco fastidiado.
Cojí a Paula, le amarré las manos a la espalda, le recordé nuestra norma y la acompañé a la habitación.
- Tú confía en mí. - Te había dicho...
- Eres perverso… - Me dijiste cuando te conté con detalle mi plan. - ¿Pero tú crees que aceptará?
- Claro que aceptará, no tengo ninguna duda.
¡Y vaya si aceptó! A las 2:00… ni un minuto más, ni un minuto menos, Joao estaba llamando a nuestra puerta completamente excitado.
Cuando Paula y yo entramos en la habitación al pobre chico casi se le salen los ojos de las órbitas. De no haber estado amordazado, y amarrado firmemente de pies y manos a la cama, con toda seguridad su grito se hubiera oído en la calle.
- No te enfades con ella Joao ¿No ves que tú también estás aquí? - Le susurraste al oido. - Si te portas bien y no haces ruído, ella nunca sabrá nada… y te prometo que no te arrepentirás.
Acerqué a Paula a la cama en donde estabais y empezamos a acariciarla bajo la mirada atenta de su enamorado. Le agarré los pechos con suavidad y tú empezaste a lamerlos… ella gimió cuando por fin alcanzaste los pezones. Mientras le chupabas las tetas, volviste a meter la mano entre sus piernas… estaba mojada, muy mojada.
Yo, por mi parte, con una mano empecé a buscar entre sus nalgas y con la otra giré su cabeza para besarla profundamente. En ese momento abandonaste sus pechos y te arrodillaste… hicimos que separara las piernas y comenzaste a lamerle la vagina al mismo tiempo que te masturbabas. Sin sacar la lengua de su boca dos de mis dedos empezaron a penetrar en su ano… le metí los dedos hasta los nudillos y empujé tanto hacia arriba que, sin dejar de ofrecerte su coño para que lo lamieras, la obligué a levantar los talones del suelo y a ponerse de puntillas.
Joao estaba fuera de sí. No se podía creer lo que estaba sucediendo. Su enamorada, la deliciosa y sensible chica con la que se iba a casar en pocos días, se había convertido en un juguete sexual en manos de dos desconocidos. Jamás hubiera podido imaginar que la tierna Paula fuera capaz de comportarse de aquella manera… estaba terriblemente enfadado, lleno de celos, y sin embargo… tenía una erección tremenda.
Cuando me dí cuenta de que Paula estaba muy cerca de correrse en tu boca la tumbé en la otra cama y le amarré las manos al cabecero…
- Noooo… por favor… - Ella protestó… quería correrse… estaba totalmente excitada.
E naquele momento, apesar do quarto estar com uma luz ténue a iluminar-nos, o meu olhar cruzou o teu por breves instantes e não foram precisas palavras...viste-me e eu a ti...e nesse momento invertemos as posições e eu afastei-me até à cabeceira da cama e sentei-me com as pernas abertas sobre o rosto dela, nem demasiado longe, nem demasiado perto...à distância ideal para ela me sentir ali, desejar tocar-me mas não o poder fazer por estar presa. Quase em simultâneo, aproximas o pénis da vagina dela e fazes deslizá-lo pelos lábios dela...molhados...uma e outra vez, até a ouvir dizer-te:
- Fode-me, fode-me já....não aguento mais. - Pedia-te ela numa súplica. - E tu aproxima-te dos meus lábios...quero lamber-te. - Ouvi-a dizer.
E nesse momento já não conseguiste torturá-la mais e penetraste-a. Os teus olhos fecharam-se nesse momento e sentiste o teu pénis entrar lentamente dentro dela, percorrer o interior da sua vagina, bem molhada, quente...e depois voltar a sair...uma e outra vez, demorando-te na ponta do pénis...que já saía bem molhada, altura em que me aproximo um pouco mais, deixo-a sentir os meus lábios, também molhados pela excitação que sinto e é a língua quente dela que sinto a percorrer-me a vagina de uma ponta à outra. Mas nesse momento, a minha atenção é desviada para ti, para os teus movimentos e para o prazer que vejo reflectido em ti...e inclino-me sobre o corpo dela...entreabro os meus lábios e tiro o teu pénis da vagina dela e meto-o na minha boca...provando a mistura dos dois sabores, o teu e o dela. E ao mesmo tempo a língua dela começa a lamber-me o clítoris, a exercer nele uma pressão deliciosa e que me faz suspirar. E chupo o teu pénis com mais vontade...para depois o voltar a meter dentro dela.
E enquanto sinto a língua dela em mim...acaricio-lhe os seios já endurecidos pela excitação que está a sentir...e nesse momento, passo um dos meus dedos na minha vagina...deixo-o bem molhado e passo-o de seguida num dos mamilos dela...e, em seguida, levo o dedo à boca. Repito o gesto e olho para ti...e o teu olhar está fixo em mim e em cada um dos meus gestos. E depois olho de lado e encontro o João na mesma posição em que o deixamos, com uma erecção brutal...atento aos nossos movimentos...rendido a ela, mas preso ao prazer que lhe provocamos.
Ouvimo-la gemer quando a cadência dos teus movimentos aumenta...estou perto do orgasmo...a língua dela toca-me e lambe-me divinamente e deixo-me ir nesse momento. E entre gemidos, os dela e os meus...venho-me...e depois desse momento deito-me ao lado dela. Começo a tocar o seu corpo nu...lentamente...uma calma que não se coaduna com a urgência que ambos sente: tu e ela.





Comentários