O TESTE - PARTE VII
- Eva Ribeiro
- 8 de ago. de 2022
- 5 min de leitura

E enquanto isso o João segura-me pelas nádegas e vai-me penetrando mais rapidamente e o meu corpo nesse momento rende-se àquele prazer...e o meu orgasmo acontece pouco depois, acabando por molhar-lhe o pénis e os testículos, não sendo isso que o detém, mas claramente o vai conduzir ao orgasmo rapidamente. E nesse momento, a Paula avança um pouco mais na minha direcção, cobrindo quase o meu corpo com o dela...e aproveito esse movimento para deslizar pelo corpo do João, ficando agora de joelhos, mas com a vagina ao alcance dos seus lábios, e que ele começa a lamber...
Nessa altura sais de dentro da Paula e deixas que ela monte o João, pela primeira vez nessa noite. Sais da cama e vens ao meu encontro depois de a contornar e quando finalmente me alcanças a penetração não tarda...entras em mim com urgência...e recomeças onde tinhas ficado com ela, enquanto me pressionas as ancas contra o teu corpo...uma e outra vez, na mesma cadência das tuas investidas. Olho em frente e vejo a Paula mover-se em cima dele com uma habilidade incrível, enquanto os seus seios vão balançando ao ritmo dos seus movimentos. E pouco depois puxo-a para mim e os nosso lábios voltam a tocar-se, procurando de imediato a língua uma da outra....e é nesse momento que a sinto vir-se, sucedendo-lhe ele ao mesmo tempo e a ti logo a seguir...inundando-me a vagina com o teu espera.
E já completamente esgotados, deitamo-nos nus, sobre a cama e deixamo-nos ficar enquanto os vimos sair pouco depois do nosso quarto. Pude reparar que a troca de olhares entre ambos foi cúmplice, o que me indicava que aquela noite tinha sido também especial para ambos...a descoberta de algo diferente...instintivo e ao qual se renderam sem sacrificar o que tinham. E nesse momento puxas-me mais para ti e devolves-me o mesmo olhar que vi há momentos. Procuro os teus lábios e beijo-te...e depois repouso a cabeça no teu ombro e vou sentindo as tuas carícias no meu corpo até adormecer.
Na manhã seguinte acordámos tarde mas sensivelmente ao mesmo tempo, mas já dentro da cama, para onde nos arrastámos a meio da noite, e onde continuávamos nus o que, de manhã, tinha sempre um impacto considerável e inevitavelmente conduziu a que voltássemos a foder...e desta vez foram as imagens da noite anterior que fomos devolvendo um ao outro que nos conduziram rapidamente ao orgasmo pelo menos duas vezes.
Saímos pouco depois para tomar pequeno almoço perto da praia, mas pouco depois regressamos à pensão. Já tinha passado uma semana desde que ali chegamos e hoje teríamos de fazer as malas e partir, desta vez para Madrid onde nos esperava, no dia seguinte um importante evento.
Capítul
Llegamos a Madrid el viernes a las 10 de la noche y nos alojamos en el hotel Orense, un cuatro estrellas muy céntrico a pocos metros del Paseo de la Castellana y del Estadio del Real Madrid.
Mi intención era salir a cenar y llevarte a una arrocería que conozco del tiempo que había estado viviendo en la capital, pero después de 6 horas y 700km de viaje estabamos agotados y a ninguno nos apeteció salir del hotel, así que llamé a recepción y pedí algo de comer. Inmediatamente nos metimos en cama y nos enroscamos el uno en el otro. Estabamos realmente cansados y ni siquiera con el canal porno conseguimos evitar que el sueño nos venciese.
Me desperté suavemente… muy poco a poco… con una sensación agradable de calor y cosquilleo… húmeda… cuando por fin me dí cuenta de que tu boca rodeaba mi pene no pude evitar gemir de puro placer. Sin aún haber abierto los ojos empecé a recorrer tu cuerpo desnudo y cálido con las manos… alcancé tu vagina y acaricié tu clítoris con suavidad. La combinación entre la somnolencia y el placer que me estabas dando… fué un orgasmo delicioso, de los que se recuerdan después de mucho tiempo.
El resto de la mañana fue como estaba previsto, paseo por el centro, parada con café en la Plaza Mayor y visita obligada a la calle Princesa… con un breve pero intenso encuentro en uno de los probadores de la sección de señoras de El Corte Inglés.
A medida que la hora de nuestro encuentro se iba acercando, la ansiedad se iba apoderando de nosotros. Comimos en un restaurante cualquiera y después de una breve sobremesa insistí en que fueramos directamente al hotel a prepararnos para la cita que tenímos a unas horas después.
-… les ruego discreción y que sean puntuales. - Aquellas palabras se me habían quedado grabadas y de ninguna manera quería llegar tarde.
Subimos al taxi cuando pasaban pocos minutos de las cinco de la tarde.
- A Boadilla del Monte. Urbanización Montepríncipe calle de las Adelfas. - Ibamos con tiempo suficiente y no quise detallar más nuestro destino. - … les ruego discreción.- Recordé una vez más.
El taxista nos dejó relativamente cerca de nuestro destino y mientras nos dirigiamos caminando a la casa en cuestión, pudimos comprobar que aquella urbanización estaba realmente bien. Casas grandes, bien cuidadas y de muy buen gusto, todas con jardín y la mayoría con piscina. Era evidente que allí vivía gente con una buena capacidad adquisitiva. Gente de mucho dinero.
A las seis y un minuto pulsé el timbre de la puerta exterior.
- ¿Sí?
- Hola, venimos de parte de Iván y Belén. Somos Luísa y… - No hizo falta más explicación. La puerta se abrió y entramos.
En la puerta de la casa nos recibió una mujer delgada y muy bella, de pelo corto y negro como el carbón… yo diría que rondaba los 40.
- Por favor, pasad dentro. - Inmediatamente identifiqué aquella voz, pero esta vez, aunque todavía conservaba un punto de frialdad y distancia, la noté mucho más amable. Nos acompañó hasta el salón y nos dijo:
- Mi nombre es Carmen... pero, poneos cómodos… estais en vuestra casa ¿Quereis beber algo mientras esperamos a los demás?
- Si, gracias. Yo tomaré un Bombay azul con tónica.
- Y tú Luisa ¿quieres algo? - Preguntó ella mientras cojía la botella de ginebra azul.
- Agua con gas. - Dijiste con tu delicioso acento portugués.
Mientras nos servía las bebidas nos sentamos en uno de los varios sofas que había en el enorme salón. Carmen se acercó y nos ofreció los vasos. Después se arrodilló enfrente de mí y me desabrochó los pantalones… sacó mi pene y empezó a chuparlo. Ni tú ni yo acertamos a decir nada.
- Mmmmm… confío en Belén, pero comprendedlo… debo comprobar que el material es bueno. Después me aseguraré de que Iván tampoco exageraba cuando me habló de tí. - Dijo Carmen mirandote con infinita lujuria justo antes de volver a meter mi pene ya casi completamente erecto dentro de su boca.
Comments